Monday 10 January 2011

En este juego todo vale, porque después de todo, aunque haya mucho que aprender, en realidad no hay nada. ¿Quién es más y quién es menos para asumir el rol de enseñarle a otro a jugar? Cada quien desde su puesto, pateando la pelota para donde quiera patearla. Y sí, como todo vale, también hay gente que decide hacer "trampa". Pero, ¿quién es más y quién menos para juzgar actitudes ajenas? Puede ser trampa desde cierto punto de vista, desde otro, puede que no (porque evidentemente, desde el que la hace, no lo es). Es decir que, al fin y al cabo, acá no hay trampas. Y habiendo tantos jugadores, a veces es complicado determinar quién está en offside y quién no. Porque: ¿quién es más y quién es menos para merecer ser el que lo determine? El juez de línea puede equivocarse, o puede tener debilidad por un equipo u otro. En ninguna cabeza o corazón humano puede haber pura objetividad, que a mi no me mientan, así que todo aquel que juzgue lo hará para su beneficio... Objetividad... No sé de dónde sacaron esa palabra, pero todos y cada uno de los seres vivos existentes, miran, sienten, dicen y piensan desde su punto de vista, aunque se esfuercen para no hacerlo. Es que no hay otra forma. Todo es posible, menos que mis ojos no miren desde donde estoy parada yo. No importa cuán objetiva intente ser, los únicos pies con los que puedo caminar son los míos, por lo tanto, el camino que camine yo, no lo puede caminar nadie más, el único corazón que puedo sentir latir es el mio, los únicos pensamientos que puedo comprender íntegramente son los míos, y el único lugar en donde puedo estar es en el que estoy yo, porque cada uno ocupa un lugar distinto en el espacio. Nunca nadie va a poder "ponerse en el lugar de otro", ni física, ni emocional, ni interpretativamente. Hay que aceptar que cada uno tiene un color, un nombre y un número distinto en la camiseta. Y no nos queda más opción que aceptar y respetar la estrategia de juego de los demás y aquellas subjetividades con las que podemos o no estar de acuerdo, porque: ¿quiénes somos para discutir una opinión?, si, después de todo, todos somos subjetivos, y siempre lo seremos. Debemos respetar, y dejar ser al otro, si pretendemos ser respetados. De otra forma, discutiríamos eternamente, olvidándonos de disfrutar y comprender que podemos enriquecer nuestra estrategia de juego observando incluso a las más distintas a las propias... Y aunque al principio sea algo abrumador aceptar que puede que alguien más nos impida llevar a cabo la jugada, hay que saber que el partido va a terminar cuando ya no estemos preparados para seguir, porque nada es por azar. Aunque por eso mismo, en el fondo, todo lo es.

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